Un discurso recurrente y de enorme penetración en nuestro país establece que el envejecimiento de la población y el abordaje de las enfermedades crónicas suponen un importante desafío para nuestro sistema sanitario, constituyendo una carga insostenible que pone en peligro su propia supervivencia. Por ello, siguiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y el ejemplo de las transformaciones iniciadas por otros estados, nuestros gestores, apoyándose en expertos y en determinados colectivos profesionales, están emprendiendo reformas de enorme calado que gravitan principalmente en torno a la reestructuración de la atención primaria de salud. Una de las modificaciones que se está llevando a cabo es la reconfiguración de roles profesionales, creándose nuevos perfiles, con el objetivo de incrementar la calidad de los cuidados. Sin embargo, como ha señalado Isaacson y otros (2012), sabemos muy poco acerca del impacto que estos cambios están generando entre los miembros de los equipos asistenciales a los que se incorporan los nuevos perfiles de laboratorio que cuentan además con un amplio respaldo institucional, en detrimento de los roles ya existentes.
Los trabajadores sociales sanitarios del sistema público de salud estamos muy expuestos a la confusión y a las tensiones que estos ajustes están conllevando. Nos encontramos inmersos en un proceso de desarrollo de nuevas habilidades, mediante la formación académica especializada, la expansión del trabajo social clínico, la adopción de la práctica basada en la evidencia y los avances en la investigación, para actuar en los escenarios creados por el aumento de las enfermedades crónicas, de la pobreza y de las desigualdades sociales que soportan capas cada vez más amplias de la población para las que el acceso a los servicios de atención a la dependencia, relacionada con estas enfermedades, se ve complicado por las listas de espera, la imposibilidad de hacer frente a los copagos o porque estos servicios no se adecuan a las verdaderas necesidades de las personas.
Sumidos en este proceso de adaptación de nuestro propio rol debemos convivir, y la vez competir, con los nuevos perfiles que se construyen de manera equívoca con los cometidos tradicionales de los trabajadores sociales de tal manera que la valoración de las necesidades sociales de los pacientes, la determinación del plan de intervención social y la coordinación con los servicios sociales pasan a ser competencias “compartidas” con otros, principalmente enfermeros, y todo ello envuelto en una justificación en la que se confunde la gestión de cuidados con la gestión de casos.
En el marco que se está configurando en el sistema sanitario se pretende abordar las necesidades sociales asociadas a la cronicidad confinando a los trabajadores sociales sanitarios en un rol subordinado a estos profesionales de nuevo perfil.
Con respecto a los nuevos roles la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria en el Informe SESPAS 2012: Continuidad de cuidados, innovación y redefinición de papeles profesionales en la atención a pacientes crónicos y terminales subraya la insuficiente fundamentación científica de las propuestas y la dificultad para dilucidar qué profesional es el responsable de las intervenciones. En el documento se hace mención al papel histórico de los trabajadores sociales como profesional de enlace en la coordinación sociosanitaria
Por todo ello cabe plantearse la necesidad de analizar estas nuevas figuras desde la óptica de todos los profesionales implicados y también desde la de los usuarios, los grandes olvidados, para evitar una evaluación autocomplaciente y de ocultación de los problemas inherentes a la inclusión de estos perfiles; porque de lo que se trata es de introducir mejoras en la atención que proporcionan los equipos multidisciplinares, no de que sus miembros trabajen enredados.
María C. Abreu Velázquez (Vocal de la SCETSS), Santa Cruz de Tenerife, 03 de enero de 2018
Comparto totalmente tu análisis, Concepcion. No te canses
Buenas tardes a todos.
Muchas gracias María por tu aportación.
En términos generales estoy de acuerdo contigo. Solo comentar que mi impresión es que la Atención Primaria está herida de muerte… suena fuerte pero creo que hay que llamar a las cosas por su nombre.
La Atención Primaria lleva desde, más o menos, los años 1992-95 en un declive continuado, constante. Desde su puesta en marcha, y hasta esos años, estuvo mimada y bien considerada. Después, poco a poco, y de forma más o menos sutil fue perdiendo su razón de ser: la prevención, la educación para la salud, la acción comunitaria, la investigación, etc. Simplemente , el Sistema, empujado por la industria farmacéutica y los “especialistas” (como si los médicos de familia no lo fueran), entre otros, se han ido encargando de que los centros de salud vuelvan a ser eso… ambulatorios. Lugares donde transitan desde las 8 de la mañana hasta las 5 de la tarde, gente y gente para ser ¿atendidos? durante unos 15 minutos (como mucho).
Cierto es, también, que la sociedad ha cambiado muchísimo (y sigue) y, también, es cada vez más exigente, no acepta hacerse cargo de sus problemas de salud. Lo vemos cómo acuden a los servicios de urgencia, tanto hospitalarios como de primaria, por auténticas tonterías, en unos casos; en otros, no pocos, donde el problema no es médico, sino social; y en, otros, cierto que son auténticas urgencias. A su vez, las enfermeras de Primaria tienen que dedicar más tiempo a atender a los pacientes…. crónicos muchos de ellos, con lo cual se ven más desbordadas que nunca.
Pero el Sistema, sigue insistiendo en resolver problemas sociales con recursos sanitarios (más medicamentos, más médicos, más horas, más pruebas, camas cruzadas en urgencias, psiquiatras atendiendo malestares de la vida…).
Cada vez que en el Sistema Sanitario se nombra la palabra Sociosanitario, unos salen corriendo, a otros les suena a sueños y a Alicia en el País de las Maravillas; y a otros, como si fuera algo del pasado… que nunca llegó a ser presente. Cierto es, por la otra parte, que al ¿Sistema? de Servicios Sociales le nombran la palabra “médico” y le salen granos.
Siempre se dice que el Sistema Sanitario español es de los mejores del mundo. No lo voy a poner en duda, pero nadie me aporta datos. De lo que sí estoy seguro es de que a día de hoy el Sistema Sanitario es bueno para curar, pero no para cuidar… no está preparado para atender la cronicidad.
La Primaria de principios del siglo XXI necesita más trabajadores sociales sanitarios y más enfermeras. Y creo que ya es tarde. En fin, podría seguir y no parar. Lo que he expuesto es la visión de alguien que lleva desde 1988 en Atención Primaria y se considera con experiencias como para hablar. Que nadie se equivoque, no es la visión de un pesimista o la de un “quemado”. Ojalá me equivoque, insisto, me alegraría estar en un error pero, creo, que vamos a ver colapsar la Atención Primaria.
Muchas gracias, de nuevo, María.
Un abrazo.
Hola Angel, debemos ser de la misma quinta porque yo también empecé allá por el 88 en un hospital psiquiátrico y desde el 92 en A. Primaria, y comparto muchas cosas contigo. Los gestores sanitarios insisten en resolver problemas sociales con recursos sanitarios. La medicalizacion de los problemas. Los propios medicos lo reconocen: la sociedad cada vez se siente mas enferma, pero con menos enfermedades que precisen atencion medica. La sociedad va perdiendo capacidad de resolución y tolerancia…., acostumbrada a un sistema sanitario paternalista. Hacen falta psicologos y trabajadoras sociales en los centros de salud…. (Dicho por profesionales de AP).
Pero nuestros gestores ahora nos hablan de estrategias para la cronicidad y de coordinacion sociosanitaria, reinventando instrumentos imposibles y figuras de enfermeras de gestión de casos ( personal sanitario, no formado en trabajo social sanitario)……
La realidad es que no todos los gestores sanitarios comparten las mismas estrategias, de hecho, la comunidad navarra es un referente ya que especifica ratios e incluye en sus leyes de zonificacion sanitaria nuestra figura como miembro indispensable en los equipos de atención primaria. Pero cada comunidad es un mundo y también a mi me invade esa sensacion de situacion en declive, viendo la incapacidad de nuestros gestores para llenar de contenido ese espacio sociosanitario q nosotr@s vemos tan claro.